viernes, 29 de agosto de 2014
El océano
¿Quién no ha experimentado nunca la sensación de observar el vaivén del oleaje del océano y no ha sentido la sensación de perder el control de los pensamientos concluyendo en unos instantes de mente en blanco y relajación? Eso mismo me ha ocurrido a mí hoy en el paseo marítimo de A Coruña.
Contemplando la inmensidad del océano Atlántico he sentido a la humanidad pequeña, no sólo a mí misma, sino a toda la población humana. El hombre es soberbio y se cree ya dueño del planeta pero los verdaderos dueños de La Tierra son los elementos: agua, tierra, aire y fuego. Creemos que los hemos domesticado, como ya hemos hecho con los seres vivos que comparten nuestro hábitat, mas somos necios por tener ese pensamiento. Los elementos todavía pueden con nosotros, sobre todo el océano. El ser humano no ha sido todavía capaz de controlar el océano, sino que el mar nos domina a nosotros con su inmensidad, influencia y belleza. Su oleaje es como el peligroso canto de la sirena que nos atrae a pesar de ser fatal.
Hoy en día la sociedad nos quiere hacer creer que hemos evolucionado, que hemos logrado lo inalcanzable pero el océano está ahí para recordar al hombre que debemos mejorar. Pues no somos dueños del planeta y por muy poderosos que nos sintamos, irrevocablemente nos encontramos con los fenómenos naturales que pueden con toda la humanidad si se lo proponen en cuestión de segundos. Por mucho que esta sociedad nos quiera hacer creer que todo está bien debemos ser conscientes de que no es así. Todavía existen innumerables injusticias y desgracias en todo el mundo de las que queremos deshacernos olvidándonos de ellas.
La sociedad actual es como el océano. Exteriormente parece bella pero esconde infinitos secretos en sus profundidades.
martes, 12 de agosto de 2014
El destino y los caminos
"Soy un juguete del destino" decía Romeo
en la famosa obra de William Shakespeare: "Romeo y Julieta". Pero... ¿Hasta
qué límite dicha afirmación es cierta? Es verdad que el destino se interpone en
nuestra vida lanzándonos obstáculos, reveses de los acontecimientos o incluso
oportunidades y casualidades. ¿Pero acaso no somos nosotros quienes tomamos las
decisiones que guían nuestra vida? No es el destino el que piensa o decide por
nosotros sino seríamos, en efecto, marionetas o juguetes del destino tal y como
Romeo afirmaba.
En el juego de la vida el destino baraja las cartas
y somos nosotros quienes las jugamos. Soportar o imponerse al destino son las
dos caras de la moneda. Pero somos quienes decidimos cómo mover la siguiente
ficha en los pasos de la vida.
Los caminos raramente son sencillos. Los caminos
tienen piedras que sortear, cuestas que soportar, ramas que esquivar, difíciles
terrenos que pisar o condiciones como el calor sofocante o intensa lluvia con
los que lidiar. Difícil es encontrarse un camino llano y rodeado de rosas.
Si los aventureros hubiesen solamente haber elegido
caminos fáciles en lugar de los desafiantes no se habría descubierto mundo, no
se habrían dado a conocer las maravillas del planeta. Así mismo, si los que
destacaron tanto en las ciencias como en el arte no hubiesen decidido
transcurrir sus complicadas rutas del saber no conoceríamos el universo, el
hombre no hubiese llegado a la luna, no tendríamos la penicilina, no sabríamos del
cine o nunca hubiésemos llegado a leer a Cervantes o Shakespeare entre multitud
de logros.
A la par no hay que temer los caminos ya
transitados, los que ya fueron recorridos antes. Si otra gente logró caminarlos,
¿por qué no tú?
Grano de arena más grano de arena se construye una
montaña. Paso a paso se recorren kilómetros. Como dice el proverbio chino: un
grano de arroz desequilibra una balanza. Así pues, un paso puede ser la
diferencia de llegar a la meta... o no.
lunes, 11 de agosto de 2014
La dureza del diamante
Semejaba dura como una piedra
más sólo era dura como el cristal
con un solo golpe apenas
se llegó en un instante a quebrar.
Como el vidrio cortaba al romper,
esa no es la dureza a desear,
el cristal es bello de ver
pero el diamante es más bello a su vez.
Seamos duros como el potente diamante
Hermoso, brillante e impenetrable.
Su belleza es sin duda imponente
y sobre todo su dureza insuperable.
Por tanto, si duro quieres ser
desde tu interior esa dureza ha de crecer,
así al diamante te habrás de parecer.
más sólo era dura como el cristal
con un solo golpe apenas
se llegó en un instante a quebrar.
Como el vidrio cortaba al romper,
esa no es la dureza a desear,
el cristal es bello de ver
pero el diamante es más bello a su vez.
Seamos duros como el potente diamante
Hermoso, brillante e impenetrable.
Su belleza es sin duda imponente
y sobre todo su dureza insuperable.
Por tanto, si duro quieres ser
desde tu interior esa dureza ha de crecer,
así al diamante te habrás de parecer.
martes, 5 de agosto de 2014
Influencia
La influencia está en gran medida presente en la sociedad: cultura, empresas, política e incluso los más próximos. No obstante, es como una medicina. En pequeñas dosis es aconsejable, pero en exceso dañina.
Como decía Oscar Wilde "Influír sobre una persona es transmitirle nuestra propia alma". Seamos dueños de nuestra alma y no de la de otros. Ya bastante tenemos con construír y nutrir la nuestra.
Es una gran carga ser esclavo de nuestras palabras pero peor es ser esclavo de las palabras de los demás.
Al igual que el árbol que crece por separado y nunca pegado a otro. Puede que se agrupen en bosques ostentando ademán de unión, pero siempre con cierto margen entre ellos. Pues dos árboles pegados nunca despegarán como debiesen del suelo, mezclándose respectivas ramas y cerrándose el camino hacia el cielo. Los árboles crecen independientes tanto en bosques como aislados, mostrando cuan altos pueden ser y cuanta belleza pueden proyectar.
La influencia es innegable, la influencia es inevitable. Mas es necesario construir nuestra personalidad y carácter para no confundirnos entre el rebaño de ovejas de la población del mundo aunque no descarriándose del camino, ya que tampoco deseamos ser la "oveja negra".
¿Crees que no tienes ninguna influencia? Escucha a Louisa May Alcott: "Hasta las personas más insignificantes ejercen cierta influencia en el mundo".
Como decía Oscar Wilde "Influír sobre una persona es transmitirle nuestra propia alma". Seamos dueños de nuestra alma y no de la de otros. Ya bastante tenemos con construír y nutrir la nuestra.
Es una gran carga ser esclavo de nuestras palabras pero peor es ser esclavo de las palabras de los demás.
Al igual que el árbol que crece por separado y nunca pegado a otro. Puede que se agrupen en bosques ostentando ademán de unión, pero siempre con cierto margen entre ellos. Pues dos árboles pegados nunca despegarán como debiesen del suelo, mezclándose respectivas ramas y cerrándose el camino hacia el cielo. Los árboles crecen independientes tanto en bosques como aislados, mostrando cuan altos pueden ser y cuanta belleza pueden proyectar.
La influencia es innegable, la influencia es inevitable. Mas es necesario construir nuestra personalidad y carácter para no confundirnos entre el rebaño de ovejas de la población del mundo aunque no descarriándose del camino, ya que tampoco deseamos ser la "oveja negra".
¿Crees que no tienes ninguna influencia? Escucha a Louisa May Alcott: "Hasta las personas más insignificantes ejercen cierta influencia en el mundo".
domingo, 3 de agosto de 2014
Darwin y las rarezas
¿Alguna vez te has
sentido raro en tu vida? Lo más probable es que respondas que sí, pues… ¿Quién
no se ha sentido raro alguna vez? Tranquilo, esto no tiene porqué ser malo del
todo, puede que sea evolutivo.
Darwin decía que solo
sobrevivían los más fuertes y los que se adaptaban. Lo que muchos olvidan es
que muchos individuos de las especies se adaptaron gracias a ser “raros”
respecto al resto de los de su especie; es decir, mutaron diferenciándose de
los demás y esa rareza, esa mutación, fue decisiva en su supervivencia.
Citando un ejemplo: la
mariposa del abedul. Que debido a su color, se camuflaba sobre dicho árbol,
ocultándose de sus depredadores. En ocasiones, aparecían mutaciones de la
mariposa de color negro. Estos “bichos raros” entre de los de su especie eran
atrapados más fácilmente por los depredadores. No obstante, llegó el día en el
que la contaminación de su zona cubrió de un manto oscuro de hollín los árboles
provocando que su rareza les salvase la vida, ya que ahora eran las mariposas
negras las que se camuflaban en los árboles, y no las claras.
Tememos ser raros,
queremos ser especiales. Mas no nos damos cuenta que tememos ser especiales
pues de la rareza y la diferenciación nace el ser especial. Muchas modelos
fueron despreciadas por su altura cuando eran pequeñas y se sentían raras por
ello cuando justo ese requisito les hizo triunfar a la edad adulta. Ya nadie lo
consideraba una rareza, se convirtieron en especiales por ello. Lo que nos
diferencia nos hace especiales para los que nos ven con buenos ojos, raros para
quien no entienda o envidie. La rareza está en los ojos del que ve, por lo
tanto solo ten fe en lo que vean tus ojos pues son los que te acompañaran toda
tu vida. Ámate, quiérete, confía en ti y haz ver al mundo que es excepcional lo
que te hace diferente.
Así pues, no te sientas
raro, eres especial.
Bendita locura
¿Estoy loco porque río como si no existiesen problemas?
¿Estoy loco porque canto como si me escuchase el todo el planeta?
¿Estoy loco porque bailo como si la noche nunca fuese a acabar?
¿Estoy loco porque viajo como si en el mundo no hubiera fronteras?
¿Estoy loco porque como como si no existiesen las calorías?
¿Estoy loco porque amo como si nunca me fueran a romper el corazón?
Bendita locura
sábado, 2 de agosto de 2014
Dos de mis relatos
-Buenos
días, doctora. Ya sé que no soy de este país , mi piel es negra y soy diferente
a usted pero, ¿podría atenderme?
-Usted
es de mi misma tierra porque ambos provenimos de un lugar donde la pálida luna
brilla de noche y donde el sol se alza imponente durante el día. Usted no es
más diferente que yo porque todos somos iguales cuando nacemos y cuando
morimos. Cuando le veo no me fijo en su piel negra sino en su corazón, igual en
todos los habitantes del mundo. Por supuesto que le atenderé.
Noelia Prieto García (publicado en el libro: "Cooperación en cien palabras" de la Asociación Medicusmundi).
La maldad
Según el refrán: “ la
probabilidad de hacer mal se encuentra cien veces al día; la de hacer bien una
vez al año”. La maldad es entendida por la sociedad como el realizar acciones
que dañen o vayan contra la moralidad y la ética. Me ha sido interesante
meditar la cuestión del origen de la maldad. La maldad nace de sentimientos
negativos: envidia, rencor, venganza, odio, vergüenza, inseguridad… Y todos
ellos comparten un factor común: el sufrimiento.
Es malvado quien ha
sufrido. Véase el ejemplo de los animales. Un perro que ha sido bien tratado y
bien criado desde su nacimiento difícilmente será agresivo o rebelde; todo lo
contrario, será cariñoso y querrá demostrar su amor a sus dueños. No obstante,
un perro maltratado tendrá mayor tendencia a mostrar un comportamiento violento
e incluso de morder y atacar.
Sin duda, esto puede
aplicarse a las personas. El rechazo de los padres, los malos tratos, el
desprecio de los semejantes, la falta de atención o cariño, etc. Diversos
factores como estos en la infancia pueden desembocar en un individuo “malvado”.
Numerosos ejemplos de
que la maldad nace del sufrimiento han sido relatados en la ficción a lo largo
de la historia. Un interesante caso es Hamlet, el famoso príncipe de Dinamarca
de mi adorado Shakespeare. ¿Qué llevó a un príncipe honrado como Hamlet a
provocar semejante masacre en palacio? La venganza. Y dicha venganza fue, ni
más ni menos, causada por el sufrimiento del asesinato de su padre y la
traición de su madre y su tío. También pueden ser encontrados numerosos
ejemplos en los cuentos de Disney: la bruja Úrsula, quien ha sido desterrada
del reino de las sirenas; la bruja Maléfica, quien ha sido ignorada por el
reino…
Por otro lado, la
maldad también nace del ansia de poder o del lavado de cerebro o del miedo. Mas
dichos motivos proceden también del sufrimiento. La ignorancia y el temor de
los dos últimos casos pueden ser considerados sufrimiento. Mientras que el
ansia de poder brota de la inseguridad y la inseguridad puede ser un infierno.
La mayoría de la gente
hace la vista gorda ante los actos considerados como malvados ya que son el pan
de cada día y los hemos asumido como habituales. Dicha afirmación hace aflorar
otra igual de irrevocable: estamos acostumbrados al sufrimiento. Albert
Einstein decía: “El mundo no está en peligro por las malas personas sino por aquellas
que permiten la maldad”. Quien hace maldades demuestra que ha sufrido.
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