Vive.
La vida es una bella historia de la que somos protagonistas. Sueña. Lucha y
persigue tus sueños. Pero has de tener un plan b que te de estabilidad ya que
el mundo está repleto de sueños rotos. No obstante, no hagas caso de lo que te
digan. Confía en ti, ignora las envidas, no temas, no dudes, ve a por ello.
Lucha por tus sueños, desde los más desmesurados ante los más humildes. Y
también por todos tus objetivos, metas y propósitos. No te limites sólo a
soñar, ponte en acción. Cada día, paso a paso, pon en marcha tus planes. Roma
no se construyó en un día y, paso a paso, se caminan quilómetros. Tú eliges tu profesión y que ninguna persona la ponga en duda. Que nadie te
ningunee y que nadie te diga que no puedes. Si miles de personas lo lograron
ante que tú… ¿por qué tú no?
Vive
la vida como un camino lleno de rosas y espinas en el que debes transportar una
cuchara con un caro material que no debe ser derramado. El truco está en
vigilar que no se derrame mientras contemplas las maravillas y amarguras de la
vida. Vive. Sigue el camino mirando hacia atrás para revivir las alegrías y
recordar cuáles han sido los errores vividos para no repetirlos. En la vida es
imposible dar marcha atrás, así que a continuar. Disfruta y aprovecha el
presente. Carpe Diem. YOLO. Y mira hacia delante con esperanza y optimismo sin
perder nunca de vista tus objetivos. No esperes a mañana, vive hoy. Vive. No trates
de comprender la vida, vívela.
Vive.
Decía Oscar Wilde que podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto
toda nuestra vida se concentra en un solo instante. Aprovecha ese instante. Que
el momento haga la diferencia.
Decía
Abraham Lincoln que al final no son los años de vida, sino la vida de los años
lo que importa. Disfruta, celebra, ríe, sonríe, vive. Haz ejercicio, mantente en forma. Lee. Lee libros que te
hagan vivir más vidas que la tuya, que te hagan viajar, que te transporten a
otro mundo, que te hagan pensar e incluso dudar. Escucha música. Come, bebe,
date caprichos (aunque en justa medida). Trabaja pero tómate tiempo libre.
Viaja, conoce otras culturas y no tienen que estar precisamente al otro lado
del mundo. Quizás con viajar cien quilómetros ya descubras otra forma de
pensar. Abre tu mente. Llénate de buenos valores. Cuídate para llegar lejos.
Dale endorfinas a tu cerebro haciendo deporte y oxitocina llevando a cabo
buenas obras. Intenta dejar huella y ayuda a que este mundo sea un lugar mejor.
Planta árboles, cuida animales, ayuda a la gente que lo necesita aunque no te
lo pida…
Vive,
convive. Vive y deja vivir. Respeta al otro y ten en cuenta el dicho que tu
libertad empieza donde acaba la de los demás. Ama. Haz amistades. No sólo amor
romántico. También amor por tu familia, amigos, mascotas e incluso el prójimo a
secas. El amor es el motor del mundo y, como tal, conllevas alegrías y
amarguras. Pero, por si alguna vez te lo preguntas… Sí, vale la pena.
En
resumen… VIVE.
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