Aquí cuelgo un fragmento del último capítulo que he escrito de la novela en la que estoy trabajando. Avanzar que este proyecto trata de los sueños y de como una mafia podría convertirlos en negocio. Personalmente significa continuar con mi segunda novela para adultos, estilo thriller con toques de comedia romántica, tratando temas comprometidos con personajes inclusivos de todos los colectivos.
"Annika dejó que se marcharan y salió a un patio del
local que le permitía ver las estrellas. ¿Tan enjaulada había estado como un
pájaro que se fascinaba siempre que observaba un atisbo de cielo despejado? El
clima acompañaba, la brisa cálida se colaba por los tejados y ella inspiró
pensando.
Todo lo que orbitaba en torno a ellos parecía estar
envuelto en un aura de peligro y secretismo que no permitía que le hiciera
plantearse dejar de servir a sus tíos. Quienes le habían ayudado a vengar la
traición de su padre. Pero Svetlana Ivanova, era otra cosa.
En su mente se agolparon preguntas cada vez más
complejas y relevantes hacia su persona que hacia la operación. Melancólica, se
dispuso a fumar un cigarrillo. No era una gran fumadora. Tan solo ocasional.
Uno cada dos días, sólo cuando tenía cuestiones importantes qué meditar.
Recordaba a Svetlana educada y cordial. Sólo con quien
creía merecerlo. Desde luego, no como un preso hacia un carcelero. No era
sumisa, en absoluto. Sabía cuando imponer su carácter también, incluso en
situaciones cotidianas.
Sentía que vivía envuelta por un frío que siempre la
acompañaba. Su corazón estaba hecho de nieve y siempre sumido en la oscuridad
de la noche. La noche, el momento que más le gustaba del día. Tanto daño que le
habían hecho levantaba astillas en su interior.
Solo Svetlana se supo adentrar en aquella oscuridad
sin herirse. Ella le había recompuesto con los besos que jamás le habían dado
el mismo corazón que más tarde le rompió. Svetlana era como ella. Tenía fama de
fácil pero de que no se encariñaba con nadie. Tanto hombres como mujeres
entraban y salían de la habitación de su residencia, como si los enamorara en
el acto para luego desecharlos. Recordaba sus pasos firmes e indiferentes con
su interno. Había otras cosas más importantes para aquella linda cabecita.
Annika siempre se sintió atraída hacia ella hasta que ella se le había acercado
en una fiesta. Al miedo que le tenían todos y al que le tenía ella misma, lo
ignoró. Obvió las normas de su cerebro y obedeció a su corazón.
Su amor era ya un recuerdo que se vivía con los cinco
sentidos. Imágenes de sus lugares favoritos, sus cuerpos. Sonidos que habían
compartido de un lado a otro, de susurros cariñosos al oído. Tacto de cuerpos
que se enlazaban en un éxtasis, carne con carne, su piel suave, sus manos
callosas. Olfato de su sexo, de las comidas que probaban juntas. El sabor de
sus labios…
Ambas siempre se entendieron bien. Existía gente, como
ellas, que sabían reconocer a un verdadero asesino cuando lo veían. Ambas eran
las mejores de su promoción, pero sin competencia. Letales, adquirieron pronto
buenos encargos donde la sangre siempre estaba de por medio. Nada que una
persona corriente pudiese entender. Pero si ellas de la una a la otra. Hasta
que realizaron su pacto, quizás por temor, respeto o amor.
Nunca se enfrentarían ellas dos.
Svetlana siempre decía que Annika era como un libro
cerrado con un candado del cual había que encontrar la clave cifrada para que
se abriese. Annika había sido una mala amante, lo sabía.
Y, aún así, se quisieron.
No culpó nunca a Svetlana por marcharse. Pero Annika
se culpaba cada día, con dolor, el hecho de haberla dejado escapar."
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