martes, 13 de julio de 2021

Fragmento de nuevo proyecto

 Aquí cuelgo un fragmento del último capítulo que he escrito de la novela en la que estoy trabajando. Avanzar que este proyecto trata de los sueños y de como una mafia podría convertirlos en negocio. Personalmente significa continuar con mi segunda novela para adultos, estilo thriller con toques de comedia romántica, tratando temas comprometidos con personajes inclusivos de todos los colectivos.


"Annika dejó que se marcharan y salió a un patio del local que le permitía ver las estrellas. ¿Tan enjaulada había estado como un pájaro que se fascinaba siempre que observaba un atisbo de cielo despejado? El clima acompañaba, la brisa cálida se colaba por los tejados y ella inspiró pensando.

Todo lo que orbitaba en torno a ellos parecía estar envuelto en un aura de peligro y secretismo que no permitía que le hiciera plantearse dejar de servir a sus tíos. Quienes le habían ayudado a vengar la traición de su padre. Pero Svetlana Ivanova, era otra cosa.

En su mente se agolparon preguntas cada vez más complejas y relevantes hacia su persona que hacia la operación. Melancólica, se dispuso a fumar un cigarrillo. No era una gran fumadora. Tan solo ocasional. Uno cada dos días, sólo cuando tenía cuestiones importantes qué meditar.

Recordaba a Svetlana educada y cordial. Sólo con quien creía merecerlo. Desde luego, no como un preso hacia un carcelero. No era sumisa, en absoluto. Sabía cuando imponer su carácter también, incluso en situaciones cotidianas.

Sentía que vivía envuelta por un frío que siempre la acompañaba. Su corazón estaba hecho de nieve y siempre sumido en la oscuridad de la noche. La noche, el momento que más le gustaba del día. Tanto daño que le habían hecho levantaba astillas en su interior.

Solo Svetlana se supo adentrar en aquella oscuridad sin herirse. Ella le había recompuesto con los besos que jamás le habían dado el mismo corazón que más tarde le rompió. Svetlana era como ella. Tenía fama de fácil pero de que no se encariñaba con nadie. Tanto hombres como mujeres entraban y salían de la habitación de su residencia, como si los enamorara en el acto para luego desecharlos. Recordaba sus pasos firmes e indiferentes con su interno. Había otras cosas más importantes para aquella linda cabecita. Annika siempre se sintió atraída hacia ella hasta que ella se le había acercado en una fiesta. Al miedo que le tenían todos y al que le tenía ella misma, lo ignoró. Obvió las normas de su cerebro y obedeció a su corazón.

Su amor era ya un recuerdo que se vivía con los cinco sentidos. Imágenes de sus lugares favoritos, sus cuerpos. Sonidos que habían compartido de un lado a otro, de susurros cariñosos al oído. Tacto de cuerpos que se enlazaban en un éxtasis, carne con carne, su piel suave, sus manos callosas. Olfato de su sexo, de las comidas que probaban juntas. El sabor de sus labios…

Ambas siempre se entendieron bien. Existía gente, como ellas, que sabían reconocer a un verdadero asesino cuando lo veían. Ambas eran las mejores de su promoción, pero sin competencia. Letales, adquirieron pronto buenos encargos donde la sangre siempre estaba de por medio. Nada que una persona corriente pudiese entender. Pero si ellas de la una a la otra. Hasta que realizaron su pacto, quizás por temor, respeto o amor.

Nunca se enfrentarían ellas dos.

Svetlana siempre decía que Annika era como un libro cerrado con un candado del cual había que encontrar la clave cifrada para que se abriese. Annika había sido una mala amante, lo sabía.

Y, aún así, se quisieron.

No culpó nunca a Svetlana por marcharse. Pero Annika se culpaba cada día, con dolor, el hecho de haberla dejado escapar."

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