En el club literario "Olladas" nos propusieron el reto de escribir un poema de verso libre que conjugara la idea del amor y la muerte. Presento aquí el mío sobre lo que significaría amar a una mujer al borde de la muerte pero que no le tiene miedo a morir.
AMAR
A LA NOCHE
No
pretendas a la joven crinada quieta y obediente, tal piedra.
El
aliento de su beso es agua fresca en un mundo maloliente.
Su rosado rostro no te
engañará ni huirá culpable pero correrá,
Serpenteando,
sosegada, escondites en lo más profundo de su alma.
No
busques a la muchacha sana y lozana. La enfermedad la atenaza.
Contempla
su ocaso pardo de incipientes sombras. Su amanecer,
En
una penumbra con rumoroso levante invernal de eclipse solar.
Fin del mundo…
Quizá
como anunciaba, decidido, el profeta con sus palabras huecas.
Amarla
es asumir consecuencias. Arde su ondeante alma, belígera.
No
quieras a la chica avergonzada, mustia y marchita. Abraza su noche.
Clara
y constelada. Es luna de reluciente plata, ninguna brillará igual.
Sol
de medianoche. Luz de un ocaso albino por la calina impertinente.
No
huyas de una persona enferma con su nubífero halo de luz ya mortal.
Entre
centellas asoma la tan noctámbula luna teñida de sangre escarlata.
No
busques en vano un mediodía soleado en su corazón que se ralentiza.
Ama
su cuerpo como paraje montañoso . Grande, imponente y fuerte.
del
que nacen ríos cuyo cauce sucumbe a las cavernas huyendo de luces
hacia
un profundo mar negro en la que gobiernan las parcas griegas.
Paciente
por moneda, espera el barquero Caronte, ignorando el temporal.
Dirección: laguna Estigia.
No
emprendas una sordera simulada a los gritos espectrales de un hades
Nunca en vano ni ausente y cada día más
presente. No ahogan su canción.
Narrando
desde sus labios de fresa, sin moverse, su melodiosa historia
Cuando la ves callada, en una sintonía de
silencio templada y brillante,
Sin
relatar su predecible desenlace, como el sol que se esconde en su lecho.
No
quiere que le digan pobrecita. La irrita. Es libre en su inquieta mente,
prisión
del que piensa. Barrotes bañados en
reluciente oro y diamante.
No
temas a una mujer que no teme nada.
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