Azul
claro los ríos,
Transparentes
aguas.
Verde
oliva olivos,
Almendros
pardos,
Pardos
los cultivos.
Atardeceres
en playas
Cálidas
tardes de olvido.
La
calina de mayo
Se
cierne en lo que escribo.
Un
diario quemado,
Quebradas
sin motivo
Cuartillas
marchitas
Tal
en otoño los lirios,
Cuando
hojas caducas
Se
caducan sobre caminos.
El
opaco ocaso caló
El
cielo cano cautivo.
Las
centellas destellan
A
un firmamento amigo.
Luciérnagas
y estrellas
Vecinas
luces al destino.
Tierra
de estructuras
Esculpidas
entre peligros.
Azules
pálidos y oscuros,
Verdes
muertos y vivos.
Ciudades
colosales crecientes.
Campos
latiendo marchitos.
Los
acordes conviven
En
lenguas sin olvido.
Se
mezclan y se crecen.
Valientes
claman “ te admiro”.
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