sábado, 2 de agosto de 2014

La maldad

Según el refrán: “ la probabilidad de hacer mal se encuentra cien veces al día; la de hacer bien una vez al año”. La maldad es entendida por la sociedad como el realizar acciones que dañen o vayan contra la moralidad y la ética. Me ha sido interesante meditar la cuestión del origen de la maldad. La maldad nace de sentimientos negativos: envidia, rencor, venganza, odio, vergüenza, inseguridad… Y todos ellos comparten un factor común: el sufrimiento.

Es malvado quien ha sufrido. Véase el ejemplo de los animales. Un perro que ha sido bien tratado y bien criado desde su nacimiento difícilmente será agresivo o rebelde; todo lo contrario, será cariñoso y querrá demostrar su amor a sus dueños. No obstante, un perro maltratado tendrá mayor tendencia a mostrar un comportamiento violento e incluso de morder y atacar.

Sin duda, esto puede aplicarse a las personas. El rechazo de los padres, los malos tratos, el desprecio de los semejantes, la falta de atención o cariño, etc. Diversos factores como estos en la infancia pueden desembocar en un individuo “malvado”.

Numerosos ejemplos de que la maldad nace del sufrimiento han sido relatados en la ficción a lo largo de la historia. Un interesante caso es Hamlet, el famoso príncipe de Dinamarca de mi adorado Shakespeare. ¿Qué llevó a un príncipe honrado como Hamlet a provocar semejante masacre en palacio? La venganza. Y dicha venganza fue, ni más ni menos, causada por el sufrimiento del asesinato de su padre y la traición de su madre y su tío. También pueden ser encontrados numerosos ejemplos en los cuentos de Disney: la bruja Úrsula, quien ha sido desterrada del reino de las sirenas; la bruja Maléfica, quien ha sido ignorada por el reino…

Por otro lado, la maldad también nace del ansia de poder o del lavado de cerebro o del miedo. Mas dichos motivos proceden también del sufrimiento. La ignorancia y el temor de los dos últimos casos pueden ser considerados sufrimiento. Mientras que el ansia de poder brota de la inseguridad y la inseguridad puede ser un infierno.


La mayoría de la gente hace la vista gorda ante los actos considerados como malvados ya que son el pan de cada día y los hemos asumido como habituales. Dicha afirmación hace aflorar otra igual de irrevocable: estamos acostumbrados al sufrimiento. Albert Einstein decía: “El mundo no está en peligro por las malas personas sino por aquellas que permiten la maldad”. Quien hace maldades demuestra que ha sufrido.

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