lunes, 12 de julio de 2021

POESÍA MODERNA

 

 IRIS CHOCOLATE


De las que llaman a la puerta

Con estruendo

Y después huyen corriendo.

Locura desatada.

Por un halo de sensatez

Camuflada.

Ojos oscuros dispersos

En colisión.

La habían salvado.

Lograron superar su dolor.

Dijo adiós a fantasmas pasados

Hacia un libre futuro.

Le ofreció la palma de su mano.

Vidas desdobladas en tumulto.

Un hueco que se tornó universo.

Una jaula de la que brotaron aves

Volando libres como besos en verso.

 

Durante unos segundos se dejó escapar al mundo de las ideas de Platón.

Silenciado por melodías de tono hipnótico mientras que cuerpo y sonrisa

Congelados quedaron por labios mudos y oídos sordos del estruendoso corazón.

Incapaces de descifrar palabras con la mirada calada en el chocolate de sus iris

Que la escaneaban en la penumbra de una soledad entre centenares de ellos dos.


LOVESTORMING


Jugaba al lovestorming,

El lovestorming le atrapa.

Le atrapa el lovestorming,

Al lovestorming jugaba.

La niña vanidosa.

Mimada y caprichosa.

 

“Qué mono,

Qué ojos.

Quizá le haga un hueco.

En mi lista.

De amantes permanentes.

Y pasajeros.

Verle,

Lo primero.

 

Quizá sea mi próximo error

Puedo volver inofensivo.

Al mismísimo terror.

Por un beso…

¿me arriesgo?

Si gano la carrera,

¿qué te apuestas?

 

Jugando. Errando.

Acertando.

Seduciendo.

Cediendo.

Conociendo… queriendo…

 

 

Amando mimando con miradas

Ámbar irisadas.

Enmarcadas en pecas

Salpicadas, risueñas

Rosadas o rojizas rozadas

Por labios ladeados

Lentamente en sonrisas perladas.

 

Acción reacción.

Se acabó.

Le habían robado el corazón

Por esgrimir una razón

Envainada en desazón.

 

Se encendía una chispa encaminada a la combustión de una bomba de relojería.

 

 

En un tira y afloja,

Sin él todo era aburrido.

Sin él sentía al vacío.

Sola. Se sintió sola.

 

Caída por un abismo colosal

Un fénix de oro la salva

De aterrizar en suelo de cristal,

Sobrevolando una dorada playa.

Y su rescate,

Comprende desde los aires.

Es gracias al anónimo

Con el que se atrevió a jugar a amar.

Galopando en un corcel de madera

Navegaba por olas de noches en vela.

La víctima se volvió presa.

 

Mas la fiera no enseñaba los dientes

Si no era para sonreír

Y meneando la cabeza, feliz,

Juró de que su lado, paciente

Nunca pensaría huir.

 

 


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